martes, 13 de diciembre de 2011

DE CARACAS A BARRANQUILLA

DE CARACAS A BARRANQUILLA
Viajar desde Caracas a Barranquilla por tierra tiene su encanto, sobre todo mi experiencia radica
en hacerlo por Amerlujo, todo comienza días atrás, es realmente emocionante desde que tienes el
pasaje en tus manos con anterioridad, miras y miras le fecha y la hora para ver que no esté
equivocado de un día para otro.
El día del viaje es un día diferente, se siente diferente, preparar el equipaje y los documentos
cuidadosamente hacen que las horas del día no sean tan largos… un buen baño… la percha (ropa)
y listo a esperar el taxi con los equipajes en mano.
Hay que salir temprano, si el viaje es las 7:00 pm hay que estar a las 6:00 pm en temporada
normal, pero si es temporada alta (diciembre o carnaval) a las 5:00 pm, pero como uno quiere que
el bus no lo vaya a dejar hay que salir de casa tipo 4:00 pm, tu sabes, de pronto una cola en la
Petare – Guarenas.
En la terminal ya te sientes que realmente empezaste el viaje, esperando ansioso la llamada a
pasar al anden, mientras un refresquito HIT o Golden te hacen pensar que “mañana a esta hora
me estaré metiendo una manzana Postobon”.
El altavoz dice “pasajeros con destino a Santa Marta, Barranquilla, Cartagena con Expresos
Amerlujo favor pasar al anden numero … “, huy loco eso quiere decir que ya vamos pa’ esa.
El equipajero te quita como 40 bolos por llevarte las maletas al anden, si es que llevas muchas,
pero que importa vamos pa’ curramba y eso es lo que importa. El olor a humo característicos de
los buses hasta le termina a uno gustando, total vamos pa’ Quilla. Se guardan los equipajes, se
muestran documentos y pa’ dentro papa !!.
Ya en nuestro puesto la vaina es otra cosa, que si la silla reclina bien, que si el tv sirve o no, que si
el aire enfría full, son preguntas comunes pero qué carajo !! Vamos para La Arenosa.
Sabían que Caracas se ve mucho más linda desde un Amerlujo con sus autopistas, edificios y
anuncios iluminados? No te puedo decir que es igual a las 5:00 am cuando vengo de regreso.
Bueno bien, ya vamos en camino… dejamos atrás Caracas y lo demás es reclinar bien, una buena
cobija y escuchar el peculiar ruido del bus adentro que termina a uno por adormecerlo así no
quieras, no sin antes ver pasar por Maracay y Valencia, por Barquisimeto medio dormidos.
La parada del autobús en los Pinos (creo que así se llama) es fantástica, sirve para estirarnos, para
comer una arepita venezolana con jugo de naranja de cartón (que delicia), ya empieza uno a ver
caras conocidas, las que vimos en el andén del terminal antes de embarcar. Se chequea el reloj y
se empieza a hacer conjeturas como “a tal hora estamos en Maracaibo pasando el puente” y casi
siempre se escuchan a lo lejos algunas notas melodiosas de música llanera.
Pasar el puente sobre el lago nos hace sentir que estamos cerca de Barranquilla (aunque no sea
así), pero realmente ya uno hasta comienza a pensar en barranquillero. Pegados a la ventana
viendo la majestuosidad del lago de Maracaibo con una ciudad llena de luces al fondo y algunas
canoas en las aguas del lago guiadas por los madrugadores pescadores. Lo que sigue es ver esa
ciudad que desde el bus se ve progresistas, amplias avenidas y autopistas, los buses de peculiares
de Maracaibo, simples de pura lata y largos.
Ya está amaneciendo y los rayos de sol contrastan con esa arena rojiza de Maracaibo (cuál será el
motivo de ese color?). Las avenidas amplias van quedando atrás para poco a poco adentrarnos en
la carretera angosta que nos llevara a Paraguachon, a la frontera.
Ya está clara la mañana, durante ese recorrido de aproximadamente 2 horas y media se aprecian
algunas salinas, una tubería negra que no sé qué transporta al lado de la carretera, las casitas
zulianas que ya se asemejan a algunas de curramba, Terraza, techo, etc… algunos policías pidiendo
documentos con el acento maracucho y de pronto se divisan una palmeras: estamos cerca de Rio
Limón, allí desde niño tengo grabado el famoso “café, café, café, café” y todavía lo ofrecen así !!.
Ya estamos cerca de la frontera, algunos duermen otros no, yo por lo general ando despierto casi
todo este trayecto. El autobús se detiene, es hora de pagar el impuesto de salida, ya desde aquí te
están ofreciendo jugos California, manzana Postobon , tanto tiempo sin ver esas marcas, te sientes
cerca. Regreso al bus, unos cuantos metros mas y “los que van a sellar abajo” igual yo me bajo.
Uno no cree en nadie caminar desde la “V” hasta la “C” con la brisa mañanera pegando en el
rostro es una sensación “sensacional”. Ya huele a Macondo, y eso a que huele? No se, pero de que
se siente su aroma se siente. Lo más triste en estos tiempos es cambiar los Bolívares débiles a
Pesos, pero y que? A caso uno no se jode trabajando durante un año para disfrutar de todo esto?..
los vendedores te ofrecen de todo, bocadillos, gaseosas (ya no es refresco), Águila bien fría
(aunque sea mentira), toallas, agua, es un enjambre de vendedores pero todos con una sonrisa en
la cara, esa es Colombia!!!.
Bueno men, pa’ arriba del bus hay que seguir el camino, hasta vallenato te ponen dentro del bus
venezolano y ya las baladitas de la madrugada se archivan. A disfrutar del paisaje guajiro, su
desierto, el cactus, los ranchos, ya antes hemos pasado por Maicao y desde allí se empiezan a ver
algunas paredes o negocios con el escudo de tu papa: El Junior. Pasamos el centro de Riohacha, la
gente va y viene, las placas de carro venezolana aún son más que las colombianas, mujeres con
mantas guajiras y ya es hora de meterle un mordisco a las rosquitas que compre en la Raya.
El trayecto del departamento de La Guajira al Magdalena es singular, de mucho contraste,
hermoso por demás, primero el desierto y poco a poco a lo lejos se va dibujando la silueta de la
sierra nevada, en un momento y uno no sabe ni cómo ni cuándo, el cactus se cambia a matorrales
eso me indica que estamos muy cerca del Magdalena, ya se empiezan a ver las matas de plátano
forradas con sacos, y lo mejor está por venir, es un corto trayecto con algo de abismo, se observa a
la izquierda pegado a la ventana del bus las faldas de la sierra nevada y a tu derecha … guaoooo…
el impetuoso mar azul y otras tonalidades del mar caribe casi que se siente el salpicar de las olas
espumosas con la costa, parece una estampa.
Huy compadre, que desespero ya hace filo y no veo la hora de llegar a almorzar, solo se ven
curvas, montañas, matorrales, poblaciones y al fin el Restaurante de Tayrona. Quiere uno salir de
primero ya el aire del bus te incomoda y es un gran aliciente respirar ese aire tan natural, aire de
sierra, con rio, no sé qué más decir me quedo corto. Las mesas con manteles de cuadrito rojo con
fondo blanco es el objetivo, ¡oye niña! Que me ofreces (no hace falta pedir la carta), “bueno tengo
carne asada, sobre barriga, pollo asado, pollo frito, mojarra, boca chico, lo podemos acompañar
con arroz, patacón, ensalada” eso y mucho más te lo dice en 5 segundos pero se le entiende que
es lo más jodido, debe ser porque son de los nuestros. Se realiza el pedido, eso si con una
manzana Postobon. Tremendo plato el que te ponen, sopa y seco y de fondo se mezclan el sonido
de canal Caracol o RCN en tv, un vallenato de la nueva ola, y el ruido del rio que está a un lado del
restaurante. Se observa en otra mesa el barrigón del chofer del bus jalándose un pescado con
arroz con coco. Es hora de llamar a la familia en Quilla: “Hey estamos en Tayrona, yo creo que en
dos horas más o menos estamos allá”.
Y que sigue ahora?, la perla del caribe Santa Marta, se empiezan a ver cantidades de taxis
amarillos y personas sentadas en la puerta de su casa compartiendo, ya se siente el hogar. En las
ventanas se aprecia la ruta del ferrocarril, el centro de convenciones, los hermosos y modernos
hoteles que engalanan las costas de las playas samarias, ya a esa altura el sol lo tenemos de frente
haciendo contraste con el mar caribe, es otra estampa.
Nos acercamos a ciénaga, se observan paredillas con anuncios de casetas a ofrecerse en Santa
Marta y el Rodadero, cantan Pipe, Silvestre, Peter, los de moda, se ven bicicletas como no tienes
idea, hay más bicicletas que gente, y aunque estamos en el Magdalena abundan los escudos de
Junior con un tiburón a cada lado. Los vendedores ofrecen en los peajes, almohabanas, rosquitas,
bollo de angelito, gaseosas y agua en bolsita.
Ahora si rumbo a Curramba, pero que carretera tan larga la HP, parece que uno nunca fuera a
llegar, como si no tuviera fin, al principio uno se distrae viendo la ciénaga de un lado con las
casitas en el agua estilo palafitos y del otro lado el Mar Caribe, pero después es lo mismo de lo
mismo: arbustos de lado y lado, rectas infinitas, eso si el cielo con ese azul intenso, ya casi
anochece y las estrellas se pueden contar, pero creo que primero se cuentan todas y aun no
llegamos, esa es la impresión que me da. A cada rato me asomo por la ventana tratando de ver las
luces mi ciudad a lo lejos, pero nada, solo se ven las luces de los carros que vienen de frente, las
mujeres se empiezan a maquillar y peinarse creyendo que están llegando y es un rito que repiten
una y otra vez.
Mi hermano, cuando de pronto “A lo lejos se ve mi pueblo natal, no veo la santa hora de estar
alla”, allí esta y no es un espejismo se ve la silueta y luces de mi ciudad a la distancia, logro
reconocer el Miss Universo, El Portacomidas, la Catedral, el Banco Popular, y es cuando me doy
cuenta que estamos atravesando el puente Pumarejo sobre el rio Magdalena no es más bonito ni
más largo que el de Maracaibo pero este me hace llorar de la emoción al llegar y de la tristeza al
regreso, y en todo caso si es más bonito para mí. Ya el conductor no va de DJ, ahora simplemente
pone la emisora que puede ser Tropicana, Olímpica, y sus locutores invitando a la rumba, a la
sabrosura.
Gracias a Dios estamos en Barranquilla!! Del regreso prefiero no hablar.
Autor: Rubencho

5 comentarios:

  1. Este relato lo escribí a finales de 2010 cuando aun vivía en Caracas, hoy estando en Barranquilla un año después decidí publicarla.

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  2. Loco te felicito por ese amor a tu tierra, a mi tierra. Los que somos costeños nacidos en cualquier milimetro de la costa llevamos ese amor en cada celula, amor que nos impide dejar por mucho tiempo nuestra gente y nuestras costumbres!

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    1. Así es David, eso es algo que llevamos en la sangre.

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    2. Hola, emociona leer de su amor por Barranquilla... yo soy de Perú pero adoro Colombia, recorri parte de ella hace algunos años y ahora por cosas de la vida estaré en Caracas desde el 17 de Febrero por lo que quiero aprovechar una invitación y aventurarme en ir hasta Barranquilla, cuantas horas son por tierra?, Me da algunos consejos?. Gracias!!

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  3. Saludos hermano desde Maracaibo, ya se que han pasado 4 años desde esta anecdota tan ilustradora. me alegra leer cosas asi en internet. mi inquietud por escribirte es porque me inspira confianza preguntarte sobre barranquilla por motivos de negocios. no conosco nada por esos lados y quisiera saber que consejos me das de hospedaje, seguridad y movilizacion en la ciudad para estar al menos unos 6 dias o menos depende de los gastos. voy a una entrevista de negocios pero por el bajo presupuesto de gastos el viaje es en bus dsde aqui Maracaibo por Expresos amerlujo creo. te agradeceria cualquier informacion o consejo al respecto. gracias.... Gustavo H. mi correo gustavo.harris@hotmail.com o harris.gustavo@gmail.com pones en asunto Ruben Barranquilla. Gracias

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